En la confrontación de la contingencia, derivada de la pandemia del coronavirus, Tamaulipas “ahí la lleva”, pero aún puede hacer más.
Y cuando se dice “Tamaulipas”, se alude a todos por igual, sociedad y autoridades.
El fin de semana se confirmó un cuarto contagio, en la jovencita de Matamoros, que había viajado a España y estaba en calidad de “sospechoso”, pero ya para ayer solo quedaba un caso en estudio, pues los otros 17 analizados, desde la aparición del mal, aquí, han sido descartados en laboratorio.
Hablando de la región, Coahuila que había cerrado la semana, empatado con Tamaulipas, en dos contagio confirmados, el fin se fue a siete y Nuevo León, sigue como segunda entidad con más casos, sólo superada por la Ciudad de México.
Adelantarse a la fase dos, con la suspensión de clases, además de los cierres parciales de la actividad pública y los espacios de concurrencia masiva, han disminuido considerablemente el tránsito en la vía pública, acotando los espacios de difusión del mal.
Hasta ahí vamos bien y esperemos que las medidas progresivas sigan yendo adelante de la amenaza pandémica, para no tener que reaccionar a costa de la difusión exponencial de contagios y víctimas mortales, como se ha dado en otras partes.
En lo que no solo se han quedado cortos, sino que han hecho alarde de insensibilidad las autoridades de los tres órdenes de gobierno, es en cuanto a las consecuencias económicas que impactan a todo mundo, en el aislamiento social recomendado.
Empresarios del sur de Tamaulipas grabaron un audiovisual, donde dan cuenta de la situación por la que atraviesan sus negocios, sin clientes u obligados a cerrar, amén de las recomendaciones institucionales, haciendo hincapié en la tantas familias de los trabajadores que dependen de sus empresas.
Consumir de lo local y estar prestos a la superación de la contingencia, para sumarse todos a la recuperación de la economía y de las fuentes de empleo regional, es la convocatoria intrínseca.
En la contraparte, decíamos, el acoso institucional parece la constante, para sumar agobios hacia los ciudadanos, como si no tuvieran suficiente con lo que está pasando.
Igual el Instituto Mexicano del Seguro Social, cuyo servicio nunca ha estado a la altura de la demanda pero para cobrar son “infalibles”, como el INFONAVIT y hasta el SAT traen por estas fechas campañas de requerimiento y embargo, a quienes se han atrasado en sus pagos de impuestos, en momentos cuando las empresas no tiene claro si han de sobrevivir a la crisis.
En Victoria capital, al menos -se cree que en la mayor parte del Estado pero las quejas aun no se generalizan-, la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillados, incrementó las tarifas de un servicio, que no ha podido detener el gradual deterioro en su prestación, al igual que todos los servicios públicos.
Por su lado, el flamante Servicio de Administración Tributaria estatal -creado ex profeso por las autoridades locales-, igual anda practicando auditorías sobre el cumplimiento en el pago de impuestos estatales, como el Impuesto Sobre Nóminas, hurgando en los archivos de las empresas hasta de cinco años atrás, a ver qué le encuentran para cobrarle.
“Y atrás vienen los de la Comisión Estatal de Protección contra Riesgos Sanitarios”, se duelen algunos empresarios en redes sociales, lamentando que mientras en otros países ya se toman medidas para proteger la planta productiva, aquí se ensañan con ferocidad contra los centros de trabajo.
Como quiera, muchos de esos negocios dejarán de existir, porque la cancelación de los flujos económicos les hacen insostenibles y sin el concurso gubernamental, resulta impensable mantenerse en pie.
Es ahí donde el gobierno no ha dimensionado las consecuencias de un círculo vicioso, donde las empresas cierran porque no tiene el apoyo público y amén de los impuestos que se dejarán de generar por esas vías, el Estado tendrá como quiera qué cargar con las masas que quedarán cesantes.
Cuando al maderense JUAN JOSÉ GUADALUPE RAMOS CHARRE, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, lo invitó a una estancia de investigación científica en Jalapa, Veracruz, supo lo que nunca iba a ser en su vida.
De lo que sí sería, ya tenía el camino iniciado.
Siendo estudiante de derecho, en el campus de la UAT en la zona conurbada del sur, al cursar su tercer año, debutó como capacitador distrital, del entonces Instituto Federal Electoral.
Era el año 2 mil y de esos antecedentes, su maestro de Constitucional –MARIO LIZÁRRAGA BOLIO-, le ordenó, junto a una compañera, preparara, para exponer en clase –como acostumbraba-, el tema del Sistema Mayoritario de Representación Proporcional para la Integración de la Cámara de Diputados.
Les salió tan bien, que luego el mismo maestro los llevó a hacer su exposición en otros grupos, al dicho, que ni funcionarios del Instituto había podido hacer la exposición tan completa.
RAMOS CHARRE volvió a ser capacitador para el instituto local en el proceso del 2 mil uno y en el 2003 para el federal, ya mediando la convocatoria que hablaba del servicio profesional de carrera.
Así, como en el ´99 se topó de manera fortuita con la convocatoria exhibida en la vidriera de la Farmacia El Fénix de la Primero de Mayo, ahora era en la ferretería, donde don Panchito y doña Tula –sus dueños-, quienes le mostraban el periódico donde se exhibía la convocatoria, para el proceso 2004-2005.
De lugares y horarios, la memoria es generosa.
Se inscribió, hizo los exámenes y una noche que andaba en la tienda del barrio, con su mamá, llegó la llamada de México que su abuelita contestó: que ganaste, que te reportes.
A las once de la noche llamó y le dieron media hora para decidir a qué lugar se iba, entre tres opciones: Bochín, Chiapas; Santa Lucia del Camino, Oaxaca y Tlapa, de Guerrero; ni en el mapamundi aparecían, pero se decidió por Oaxaca y hasta llegar fue a enterarse que era conurbado con la capital.
Fuera de la estadía de seis meses en Jalapa, a donde fue a enterarse que la investigación científica no era lo suyo, con todo y los liderazgos en aprovechamiento que le caracterizaron y animaron la invitación, nunca había vivido fuera de la casa familiar.
Así, en sus 24 se fue a la primera responsabilidad ya como funcionario del aún IFE; fueron dos años de mucho aprendizaje, en los que le tocó lidiar, , desde la Secretaría Ejecutiva distrital, con los violentos movimientos incluida la toma de oficinas, de parte de la APPO.
Luego otra vez la buena ventura le abrió la oportunidad de regresar a Madero, con el mismo cargo, frente a la renuncia del que había sido su jefe cuando se inició como capacitador y tras otros dos años, la promoción, en el 2008, al distrito federal del vecino Tampico.
De allá recién vino a Victoria capital, tras un largo proceso electivo en el INE, para quedarse como Presidente del Instituto Electoral de Tamaulipas, tras la renuncia de MIGUEL CHAVEZ, quien fue Secretario en el Consejo tampiqueño, cuando él lo tituló.
En su caso, cumplirá un periodo ordinario de siete años de ejercicio y la intención primaria es no renunciar, como fue el caso de sus dos antecesores, sin contar los interinatos que cubrieron el espacio hasta la elección de los titulares.
“He quemado la nave; no hay vuelta atrás. Espero hacer un buen trabajo, no dar motivo a que nos muevan. No lo creo. Estoy dedicado a esto en cuerpo y alma, con el deseo de hacer bien las cosas”, dice convencido.
Hace mucho libró el dilema: espartano o ateniense. “Ateniense, dije y me dedique a estudiar”.
Con ese bagaje va a la organización de los próximos procesos electorales locales en Tamaulipas.