Cómo el Sida llegó a Mi Casa: Linda

Por Chantal Martínez. 18/05/2007 01:11:53.

Testimonio en Tamaulipas


Cd. Victoria, Tam. Cuando le diagnosticaron el virus del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH/SIDA) hace casi 6 años, Linda inmediatamente pensó en morir y una única preocupación retumbaba en su cabeza: ¿con quién dejaría a su hijo?, que entonces tenía sólo 9 años de edad.


A Linda la contagió su ex prometido, a quien no había vuelto a ver en mucho tiempo. Pocos días después, se realizó una  prueba de gravidez que resultó positiva. El médico le confirmó el embarazo de su pareja actual.


Doblemente vulnerable, temerosa del rechazo social y a perder su empleo, Linda narra su historia sin revelar su identidad: “la ignorancia y tabúes de la gente respecto a esta enfermedad me impiden hablar abiertamente de que soy seropositiva; lo hago para no arriesgar el empleo con el cual alimento a mis hijos"


Le molesta que muchas personas todavía vivan en la ignorancia. “Creen que con verte o saludarte se van a contagiar y están equivocados y, lo que es peor, piensan que a ellos nos les puede pasar.”


Con un rostro bastante tranquilo, que denota la firmeza de carácter para enfrentar la adversidad, platica su experiencia, convencida  que de alguna manera puede contribuir a que muchas mujeres, sobre todo las amas de casa, tomen conciencia de que nadie está exento de poder adquirir esta enfermedad, si no toman las medidas preventivas.


Han pasado más de 5 años desde aquella fecha en la que sintió que el mundo se le derrumbaba y Linda, con un profundo amor a la vida y el  ejercicio diario de su profesión, ha salido adelante con su pequeño hijo de 4 años, ya  libre del virus gracias al tratamiento anti retroviral y su hijo mayor de 13 años.


LINDA, NARRA SU EXPERIENCIA


Linda enviudó a los 24 años en la ciudad de Guadalajara. Acompañada sólo de su pequeño hijo, llegó a vivir a esta capital.


Tiempo después  conoció a un hombre, con quien sostuvo una relación que duró varios años, pero a los 4 meses de haber formalizado el compromiso matrimonial con él, terminaron porque lo encontró con otra persona.


Pasaron 4 años y, cuando ella había logrado iniciar una nueva relación estable, recibió una llamada de su ex prometido, para decirle que estaba enfermo y necesitaba verla.


“Cuando tomé su llamada, escuché que le faltaba el aire, me asusté y pensé que necesitaba ayuda. Accedí y fui a visitarlo. Entré a su casa y mi sorpresa fue enorme al ver una persona totalmente desgastada, postrada en su cama, con un aspecto devastador”.


“Fue entonces, cuando me dijo  que  probablemente tenía SIDA. Yo empecé a reírme y le dije que estaba loco, que esas cosas no podían pasarnos a nosotros, que era una persona seria y educada, que yo nunca había llevado una vida desordenada. El murió 6 días después”.


Superando sus temores, y con el apoyo moral de su hermana y su pareja, acudió al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) donde un médico le confirmo la causa de la muerte de su ex prometido y aunque su relación con él había terminado hacía ya más de 5 años,  debía someterse a exámenes para saber si estaba infectada.


“Ese día, sentí que se me fue la sangre hasta los pies, salí blanca y toda desorientada del IMSS, me agarré caminando hasta llegar a mi casa. Entré y tomé a mi hijo, que entonces tenía 9 años de edad, y lo único que hacía era verlo y pensar que me iba a morir y con quién se iba a quedar”.


En ese momento, su pareja  le ofreció todo tu apoyo “Me decía: si nos vamos a morir, nos vamos a morir juntos, yo sé que tu haz sido una mujer seria. Tú, tranquila, no te preocupes”.


Días después, una secretaria del laboratorio le dio el resultado del examen de SIDA: “Es positivo, refúgiese en su familia”, le dijo.


“Ese día lloré y lloré, sentí que el mundo se me derrumbaba, no quería que nadie supiera, temía lo que iban a pensar de mí, porque el tema siempre está ligado a las mujeres que han tenido muchas  parejas, me hacía sentirme sucia y avergonzada”.


“Mi pecado fue haberme enamorado y creer en la fidelidad, en un hombre que vivió en la frontera, donde seguramente se contagió.”


Es así como Linda llegó al consultorio del doctor Indalecio Martínez, en el Hospital Civil.  40 días después, sólo ante la presencia del médico y de la trabajadora social, le entregó el resultado confirmatorio de la enfermedad e inició el tratamiento, pero se sintió rara y se lo hizo saber al doctor.


Ese malestar tenía una razón: estaba embarazada.


Yo sólo atinaba a pensar ¿por qué me pasa esto a mí?, narra Linda.


Sin embargo, reconoce y agradece que, pese a las carencias del Hospital Civil en el 2001, tanto el doctor Indalecio como el ginecólogo Armando Trejo, quien le practicó la cesárea para el nacimiento de su hijo, “siempre han estado conmigo, son muy atentos y considerados”.


El bebé nació positivo al virus y bajo de peso pero, gracias al tratamiento anti retroviral que se le siguió administrando hasta el año y medio de edad, hoy el  pequeño se encuentra sano, perfectamente bien.


Linda lleva una vida normal, con todo el apoyo y el respaldo moral de su familia. Desgraciadamente, “mi esposo, cuando yo tenía 8 meses de embarazo, ya no pudo conmigo, no pudo superarlo y se fue, me abandonó”.


Hoy Linda recibe un tratamiento que la mantiene controlada, como a muchas mujeres de Tamaulipas que son seropostivas y que con el apoyo de las autoridades de la Secretarla de Salud de Tamaulipas, se incorporan de una forma casi normal a la vida productiva y social.